Es común que las historias se cuenten, bajo música de cantina y buen aroma a café, ese olor particular, ambienta las historias de un personaje que es emblema en La Ceja por sus anécdotas y el conocimiento que tiene del municipio pujante. “El Vaticanito” ha sido la escuela para grandes sacerdotes, que han marcado la historia religiosa en el mundo, pero muy pocos saben cuáles son los lugares que abarcan la historia de un territorio que es reconocido por su arte religioso.
Hugo Martínez, un viejo conocido por los cejeños, historiador (Q.E.P.D) reconstruyó historias que narró con satisfacción resaltando el arte religioso del municipio que es catalogado como arte nacional. Quienes han pasado por el parque de La Ceja visualizan una capilla que contiene tradición y elementos sagrados con años de antigüedad, que se convirtió bajo la consecución de Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo en el museo de arte religioso Capilla Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Entre miles de feligreses que marcaron la historia religiosa del municipio, se construye hacia 1820 la capilla nuestra señora de Chiquinquirá, una obra de Doña Bárbara Villegas en terreno donado por María Josefa Marulanda, una mujer adinerada del municipio quien además donó terrenos para la construcción del parque principal, las calles aledañas, la construcción de un edificio donde funcionaran las oficinas públicas, municipales, departamentales y nacionales, además de la construcción de dos iglesias, una de ellas la capilla de Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Dos iglesias rodeando el parque principal del municipio de las flores, una grande e imponente convirtiéndose en la principal llamada la Basílica menor de Nuestra Señora del Carmen y la otra siendo más pequeña con su estilo colonial quedando como capilla auxiliar para luego convertirse en la capilla museo Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Actos religiosos
Con nostalgia reconstruyendo partes de la historia Hugo comenta, que desde la época se conserva una fe intachable en el municipio, la celebración de la eucaristía a pesar de ser limitada hizo de la capilla un monumento que los habitantes acogieron desde sus inicios, y que a pesar de que fue abandonada por más de un siglo la unión de varios sacerdotes en 1945 facilitó la restauración del templo, sin embargo, permaneció cerrada y no se celebraban actos religiosos.
“Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo en 1968 declara la capilla como museo y panteón de La Ceja y se comenzó con la apertura a la cultura y el turismo”, dice Hugo. Para esta fecha se reinstauró los actos religiosos en la capilla, el padre Efraín Ángel se encargaba de celebrar una misa por mes en el templo, “fue uno de los sacerdotes que más se apropió y se interesó por el lugar”, cuenta Hugo.
Estructura
“Un emblema religioso marcado por grandes personalidades con su aspecto ancestral, su retablo barroco indígena rodeado de antigüedades y sin perder su interior el estilo neoclásico, se convirtió en el museo de arte de los cejeños”, comenta Hugo.
Al fondo un altar en arte quiteño con incrustaciones de oro, acompañado por el cuadro de Nuestra Señora de Chiquinquirá que preside en lo más alto del templo, rodeado de candelabros antiquísimos y de pinturas. En el centro el sagrario bañado en plata, haciendo juego con el talle de la mesa del altar acorde al retablo barroco de la capilla.
Monumento nacional
“Las obras de arte que yacen allí, tienen un valor incalculable”, expresa Hugo. Pinturas de los siglos XVI y XVII de algunos maestros reconocidos adornan las paredes de la capilla, convirtiéndose esto en motivo para ser avalada por el ministerio de cultura.
Se considera como monumento nacional “acá están los restos de tres personajes importantes de la vida política, artística y literaria del país”, cuenta el historiador. Está enterrado el doctor Juan de Dios Aránzazu, fue Gobernador de Antioquia. Antiguamente delegado por el gobierno al congreso de Angostura para intervenir en su momento en dificultades con el país vecino, Venezuela y ex presidente de la república de Colombia a comienzos de la década de los 40 el siglo XIX.
Se considera museo de arte religioso por toda la historia y trayectoria católica que ha y monumento nacional por los tres personajes que yacen allí, no solo museo, sino panteón de ilustres personajes de la historia de Colombia.
Haciendo historia
Se marca un hito en la historia no solo religiosa sino política y cultural. La creación de una estructura para ofrecer culto católico, basada en lo artístico, ancestral y colonial de la época es lo más representativo de un municipio fervoroso que ofrece sus días al cuidado de la capilla, que sin importar que sea un bien de la Diócesis Sonsón Rionegro, los habitantes cejeños lo toman del pueblo y para el pueblo.
“Se siente uno ubicado en la parte ancestral del municipio de La Ceja, en las vivencias de la idiosincrasia, de la cultura y de la calidad humana del pueblo”, son las palabras de Hugo mientras termina su labor en el museo.
El trabajo por conservar igual la capilla tanto en estructura como en valor significativo para los cejeños, ha llevado a que personas como Hugo dediquen gran parte de su vida a reconstruir lugares emblemáticos como la capilla museo Nuestra Señora de Chiquinquirá, que para aquellos que tomen la ruta verde del Oriente antioqueño y tengan como destino la Ceja del Tambo conozcan la trayectoria e importancia que tiene el patrimonio cultural en la historia no solo del municipio sino de Colombia.