El municipio de las bicicletas y las flores, también conocido como el vaticanito, ha sido por años netamente de creencia mariana, bajo la advocación de la Virgen del Monte Carmelo; es muy común escuchar entre los cejeños, su fascinación por la “crespita” un apelativo que le dio un jesuita, llamado Jesús Bernal, a la Virgen del Carmen que reposa en la Basílica de La Ceja.
Según Rubén González, historiador del municipio, la tradición de las fiestas en honor a la Virgen del Carmen lleva más de 100 años de existencia “Se data que hubo un telón donde estaba pintada la virgen , un telón que mandó a pintar el Padre Juan Pablo de Villa con dos hermanas, este telón todavía reposa en la Basilica y allí empezó la conmemoración a la Virgen del Carmen”
“Se empieza a hablar de la Virgen del Carmen desde 1819, cuando alguien trajo una imagen al municipio de origen quiteño, es la imagen que está en el nicho principal y fue regala por una señora que se llamaba Juana Francisca de Bernal”, cuenta el historiador.
Desde entonces cada año, 9 días antes del 16 de julio se celebran las tradicionales fiestas en honor a la Virgen del Carmen, días llenos de culto y oración hacia la “crespita”, como todos los cejeños la conocen.
Según el Pbro. John Fredy Córdoba Bedoya el apelativo de “crespita” se le dio en los años 80 “este apelativo se le debe a un sacerdote jesuita que se llamaba Jesús Bernal era orador y predicador, movido por el espíritu santo y en una efusión muy grande en una de sus predicaciones la llamo ‘Esta bendita crespita’ desde ahí nosotros la hemos asimilado como la crespita cejeña”.
Cada año el 16 de julio, La Ceja se viste de alegría y aunque la celebración ha sufrido algunos cambios con el pasar de los años, estos 10 días donde se conmemora a la Virgen del Monte Carmelo están cargados de mística para todos los católicos en especial para el gremio de los conductores, pues también es su patrona.